La causa más frecuente es el virus de Epstein-Barr, aunque otros virus pueden causar esta enfermedad.
La contagiosidad es alta y se produce fundamentalmente por contacto íntimo (saliva y también por otros fluidos corporales), se trasmite de persona a persona a través de la tos o el beso, por lo que también se la llama «enfermedad del beso».
Es más común en adolescentes y adultos jóvenes (15-24 años), aunque se puede contraer a cualquier edad y habitualmente solo se pasa una vez. El período de contagio no se ha determinado.
Después de haber sido expuestos al virus aparecen los síntomas gradualmente y no todos al mismo tiempo. Se inicia con malestar, cansancio, pérdida del apetito, astenia, dolores musculares y de cabeza.
A los 7-14 días aparecen la fiebre, el dolor de garganta (síntoma más frecuente), inflamación y dolor de amígdalas y ganglios (cuello y axilas). Inflamación de hígado o bazo.
En los niños pequeños son habitualmente leves; sin embargo, en los adolescentes y adultos jóvenes pueden ser más graves (fiebre más prolongada, sin presencia de faringitis ni adenopatías y con mayor frecuencia de afectación hepática).
CAPACITACIÓN MEDICINA BUCAL: Más de 20 videos que incluyen Webinars, Conferencias y Casos Clínicos GRATIS para Compartir
La fiebre suele ceder normalmente en 10 días; la inflamación de los ganglios y del bazo, en 4 semanas. El cansancio desaparece por lo regular en pocas semanas, aunque puede persistir 2 o 3 meses.
El médico le indicará si tiene la infección. El diagnóstico de sospecha siempre es clínico (presencia de síntomas sugestivos) y la confirmación mediante análisis de sangre (determinación de anticuerpos).
No existe vacuna contra la mononucleosis.
No está justificado el tratamiento antivírico específico.
Los corticoides no están indicados para la enfermedad no complicada y pueden predisponer a sobreinfección bacteriana.